Por la localización de la casa, la valoración y los comentarios, y claro, también el precio, esta fue nuestra opción y acertamos de lleno.
La distribución interior la hace cómoda (todo lo más necesario en la planta baja) y las terrazas superiores no tienen precio si tienes niños. Ademas de que se está como un jeque.
A pesar de que la casa esta muy decorada y los niños jugaron con todo y más, no se rompió nada sorprendentemente y se lo pasaron en grande.
Por cierto, a la vuelta la esquina , un "ultramarinos" y un autentico horno de pan hacen muy buen servicio, ademas de unas magnificas pastas.
Pero en estos casos tan importante como la casa suele ser el entorno humano y hay que quitarse el sombrero ante la ayuda de Begoña y Jadiya, para guiarnos en la llegada y a partir de sus contactos organizarse unos días inolvidables.
Solo han sido cuatro días pero nos llevamos un gran recuerdo de Asilah y de su gente. Volveremos seguro!